Cuando les avise a mis padres y mis seres queridos de mi aceptación en Tufts, ellos me dieron una mirada de confusión, ¿Y que es Tufts? Me preguntaron ¿Es colegio comunitario o qué? ¿Donde se ubica? Tuve que explicarles la importancia y significado de esta noticia porque al momento yo entendí que Tufts era una universidad de mayor nivel. Por fin se me abrió una oportunidad para hacer que mi familia se sintiera orgullosa y asegurarles de que los sacrificios de mis padres no se desperdiciarán. Pero meses después, un Jesús cansado y desilusionado volvió a la misma pregunta, ¿Que es Tufts? No fui advertido sobre el plan de estudios extremadamente riguroso aquí en comparación con mi escuela de prepa, ni los costos que tuve que pagar por libros y clases a pesar de recibir una beca de paseo casi completo, ni la necesidad de comprar ropa para prepararme para un invierno en Boston, y ni del fenómeno de choque cultural.
¿Es necesario batallar tanto para estar ahí? ¿Porque te fuiste tan lejos? Me preguntaron después. No puedo culparlos, porque les compartí una carta de aceptación, no una factura. Con el tiempo, han llegado a entender lo que significaba para mí ir a Tufts.
A pesar de haber batallado mucho durante mis primeros semestres en Tufts, yo no me arrepiento mi decisión de estudiar en Massachusetts. Ha sido un gran privilegio para mí porque he aprovechado las oportunidades que me han ayudado con mi desarrollo como un joven proactivo. Yo nunca imagine estar donde estoy ahora ni cumplir lo que he cumplido. No fue fácil, pero con la ayuda de la comunidad que encontré aquí en Tufts, he podido prosperar. En especial, le doy gracias al programa BLAST por los recursos que me ha ofrecido hasta ahora.
Fui aceptado en Tufts como un estudioso de BLAST así que tuve la oportunidad de tomar clases en el verano antes de matricular. En seis semanas, estuve introducido en una comunidad inclusiva compartida con estudiantes de antecedentes similares. Teniendo una comunidad antes de comenzar el semestre de otoño ayudó a aliviar el choque cultural que percibí, ya que la mayoría de los estudiantes en Tufts no son de familias de bajos ingresos, de primera generación o POC. Como un niño introvertido de la comunidad mexicana de Phoenix, AZ, es difícil para mí relacionarme con personas que provienen de entornos completamente diferentes. BLAST también brindó información sobre los recursos y espacios amigables que se encuentran en el campus, algunos de los cuales han sido cruciales para mi éxito en Tufts, como el Centro Latino. Y finalmente (aunque la lista es mucho más larga) BLAST ha proporcionado asistencia financiera para costos tales como tarifas de solicitud y libros de texto, por nombrar algunos, que normalmente serían una carga para mí y mi familia.
Ahora entiendo que Tufts es una misión, un viaje largo. Algo que requiere la contribución de toda una comunidad para el éxito de un individuo. Y este concepto me ayudó a tener éxito mucho antes de matricularme en Tufts, así que creo que es importante reconocer los sistemas de apoyo del pasado y mantener la humildad. Aunque mi tiempo en Tufts está lejos de terminar, confío en las habilidades que obtuve con la ayuda de programas como BLAST.